viernes, octubre 20, 2006

Un regreso


Vuelvo/ quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo.
Mario Benedetti
Me sentía rara. Si escribía , solo podía hacerlo con letra muy pequeña.
Dormí toda la mañana y me inventé un malestar, para no tener que salir de la casa hasta las cuatro de la tarde.

Afuera estaba "la gente". Sabía que con algunos acontecería el encuentro, con otros el enfrentamiento y no tenía fuerzas para defender la trayectoria de mi propia vida, de éste último grupo.

Cuando llegué al centro, no reconocí a nadie. Los jóvenes eran mucho mas jóvenes que yo, y a la inversa los viejos.

Tenía que pasar por el correo. También era extraño enviar postales de navidad, unas horas antes de que llegara el cuerpo de Luis para recibir sepultura. Había decidido separar las cosas y no llevar tristeza, a los que no la merecían.

El temor se había alojado en mis piernas y mi marcha era desorientada.
Corría una brisa caliente.

De una tienda salió una muchacha gorda que me tomó del brazo, sonriendo y preguntando por mi madre, mis hermanos y contando a la misma vez de los suyos. No pude recordar su nombre.

Me desvió y me detuvo el sonido de un oboe, una trompeta y un clarinete, que ensayaban escalas de forma simultánea y enredada... Ahora yo sabía otras cosas. Mi mundo se había llenado de detalles. Tanto tiempo desde que no me sentaba en este banco.

Los capullos marchitos de Jacarandá tapizaban el suelo de violeta. Los miré despacio y viéndolos decidí: no, no llevaré flores. Me paré con ímpetu y caminé rápido de regreso, seguramente Luis, ya había llegado.




Diciembre de 2005. Salto. Uruguay

No hay comentarios.:

Publicar un comentario