jueves, noviembre 30, 2006

Crisálida

"...entre dos mundos
uno muerto y otro incapaz de nacer"

Vuelvo a ser un rincón vacío y habitable.
Vuelvo a ser el viento atropellado de abril.
Vuelvo a ser los pies en su propia arena. Vuelvo a ser moléculas de nieve y azúcar.
Se rasga el capullo y asoma la luz. Volveré a ser, es un hecho.

El designio me ha esculpido contravoluntad. Me resigno y dudo, por un ratito temo; por un ratito temo y nadie me abraza: quién sabe...! quién sabe que cosa salga de esta crisálida?

9 de noviembre 2006.Salto. Uruguay

lunes, noviembre 27, 2006

La canción de Alejandro

Hablar de piel

Sigue siendo parte inmóvil, tu palabra de costado
Tanto cuesta cuesta tanto que de amor tu no te mueres
Como logro comprender si es que al hablar de piel
tu silencio me conforma
Como logro comprender si es que al hablar de piel
tu silencio me conforma...

Escúchala aquí


Whisky

Los buenos de siempre (tiran de la cuerda y se sorprenden cuando revienta).Borrón y cuenta nueva. Lo pasado pisado (si no te sirve cómprate una muleta). Sonríe! la gente nos mira... (Sonríe que estamos en el mejor momento de nuestras vidas. Sonríe que los ajustes de cuentas son de mala educación). Los buenos de siempre (sólo les importa lo que pisan cuando se les acalambra el pie).

WHISKY!
(ya pasó también esta puta foto)

jueves, noviembre 23, 2006

Haiku

Estatua de sal,
éste día reclama:
no hay regresos

2005. Cusco. Perú

lunes, noviembre 06, 2006

La visita


La sorprendí varias veces entre mis frascos pequeños atrapada por el aroma a incienso indio. Se desprendía de sí misma y navegaba por una calle de claridad que encontraba sólo ella en el dormitorio.

Volvía cuando quería. Cuando nadie la esperaba, ni la llamaba.
Volvía cuando quería y otra vez, encontraba mis pequeñas cajas de latas multicolores y las habría una por una.

Respiraba con avaricia. Sí, porque respiraba de un modo irreparable para los vivos. Respiraba y se llevaba todos los aromas y los olores que a mí, me había tomado todo el día juntar.

Nunca dejaba nada.

Ella no me veía, o no quería verme. Eran sólo mis objetos, lo que la empujaba a venir una y otra vez, a mitad de la tarde o al fin de la noche.

No era necesario que yo escondiera o que por el contrario intentara tentarla con alguna cosa, no daban resultados tales experimentos. Todas las veces encontraba alucinaciones distintas. Los peines, mis zapatos, el reloj. Las almohadas, los cuadernos y los lápices. El sacapuntas, los collares, la goma, los pañuelos...

Hay que convencerse... Algunos espíritus entran en cualquier lado, con tal de salvar algún recuerdo.


De "Reconstrucciones". Montevideo. 1996