viernes, septiembre 13, 2013

Sala Blanca

Fueron varias esferas de cristal que salieron por el viejo hueco de la instalación eléctrica. Una rosada, otra celeste, tres blancas.  Giraban por la habitación. Adentro de ellas, luces brillantísimas. Un pequeño pony, marrón y blanco, caminaba por el porta sueros. Esta cosa metálica, colgada paralela al techo. Una vuelta. Dos vueltas. Tres vueltas por cinco pesos, como cuando era niña. Un pony de verdad,  de verdad, de verdad! …. tan pequeñito que cabía en las manos. 
Los reflejos en el vidrio: a un lado y otro, gigantes cabezas  que custodiaban Rapa Nui.

Oh! las voces!, ¿¡mis amigos están cantando?! …"estas son las mañanitas, que cantaba el rey David!"…¿Dónde están? ¿Es mi cumpleaños hoy? ¿Es hora de visita, ahora? ¿Por qué vienen cantando?

El pony se va  y vienen las arañas. Sus patas negras caminan por los tubos. No hay que temer  a las arañas. Son solo arañas. Vienen a visitarme  desde la selva. En la selva hay magia y ellas vienen a recordarmelo. Una magia que limpia  a las personas de sí mismas. De todos los sí mismos, que tenemos dentro.

¡Corro, corro, socorro! soy un mono prehistórico asustado! Un mono que no es mono, un mono que entiende. Un mono huyendo para poder seguir siendo libre y siendo mono.

El cuerpo empapado. Inmóvil. Cubierto con una sábana blanca.

Solo los ojos localmente ven, derecha izquierda; izquierda derecha. Derecha, arriba; arriba derecha.
Alguien entra y coloca otro tubo de morfina.

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