Cuando Sebastián despertó a media mañana, le nació el convencimiento de una idea: Una parte de él, era Leo; otra era Tomás, otra era yo. Partes de él andan viviendo en todos.
Yo sólo podía decir algo: en contrapartida una parte de Leo, de Tomás, de mí, viven en él. Al final como al principio, todos compartimos piezas de un mosaico que nos iguala y del que nunca podremos escapar.
Yo sólo podía decir algo: en contrapartida una parte de Leo, de Tomás, de mí, viven en él. Al final como al principio, todos compartimos piezas de un mosaico que nos iguala y del que nunca podremos escapar.
Rinconada. Jujuy. Argentina
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